Parece mentira, pero es así. La querida "Play", como le decimos por estos lares, llegó a nuestras vidas hace 30 primaveras. Y como no podía ser de otra forma en playNOmore le rendimos homenaje con estas reflexiones y recuerdos del staff.
Los recuerdos sobre la primera vez que vi una PlayStation en vivo se me han difuminado un poco, pero estoy casi seguro de que fue en la casa de un amigo, que me mostró el juego de Toy Story 2: Buzz Lightyear to the Rescue! y me voló la cabeza. Por casi un año intenté emular juegos en mi PC de aquel entonces, pero la experiencia todavía estaba lejos de ser satisfactoria (por no decir que funcionaba terriblemente mal). Finalmente, en un inolvidable cumpleaños, llegó la consola a mi hogar, y lo hizo en pleno verano, así que fueron unas grandes vacaciones. Mis papás todavía me intentaban mandar a la colonia, pero yo lo único que quería era llegar a casa y abrazar a mi PlayStation, por lo que a las semanas se apiadaron de mi y me dejaron viciar y ser feliz.
Toy Story 2: Buzz Lightyear to the Rescue! (1999)
Por supuesto, la mencionada aventura de Buzz fue de mis primeros juegos, pero además la consola me trajo unos cuantos juegazos, como Winning Eleven 6 y Crash Team Racing. Igual, el que más me acuerdo de entre esa primera camada (por el shock que me generó), es de Dino Crisis. Yo no tocaba jamás un juego de terror, y tampoco conocía este "misterioso" título, así que cuando puse el disco en la consola, presioné start y avancé unos pasos... casi me muero. Recién años más tarde pude disfrutarlo como correspondía, porque en ese momento me cagué todo.
Esta historia la he contado ya muchas veces, pero creo que nunca está de más repetirla. La PlayStation 1 no sólo me cambió la vida por la infinidad de hermosos juegos y años de diversión que me brindó, también marcó un antes y un después en mi camino musical. Un día, mi cuñado de aquel entonces muy amablemente me prestó un juego, diciendo que seguramente nunca había probado nada igual y que me iba a encantar... y vaya que tenía razón. Fue mi primer juego de rol, y es nada más y nada menos que el mismísimo Final Fantasy 7. Este legendario JRPG no sólo me cambió totalmente la visión sobre los videojuegos en general, sino que también agudizó mis sentidos, naciendo así mi pasión por la música instrumental. Nobuo Uematsu se convirtió en uno de mis compositores favoritos, y no paré de escuchar y apreciar más la música de videojuegos en general.
Años más tarde, decidí estudiar piano en el conservatorio, inspirado totalmente por las piezas de Final Fantasy y otros juegos como Chrono Trigger, Chrono Cross o Brave Fencer Musashi, otros de mis títulos favoritos. Quizás nunca hubiese querido ser músico si no fuese por Final Fantasy 7. Es más, muy probablemente hoy no estaría escribiendo nada para PlayNoMore, ya que Final Fantasy 7 también me llevó a comprar las revistas Club Play, éstas me llevaron a crearme un Fotolog, éste me llevó a conocer el foro de PlayNoMore... y acá estamos. Muy loca la vida.
Final Fantasy VII (1997)
También tengo muchos recuerdos compartidos con amigos. Horas riendo con Bugs Bunny and Taz: Time Busters jugando en cooperativo, noches enteras pasando una y otra vez Twisted Metal 4 porque nos pintaba esa, lo que nos costó ganar Star Wars Jedi Power Battles, y hasta infinitas partidas de Yu-Gi-Oh!: Forbidden Memories en el 'juego libre' tratando de sacar cartas nuevas para poder ganarlo (y lo logramos). También tengo imágenes patentes de algunos momentos, como el susto que nos pegamos con Clock Tower 2 en el cumple de un amigo, las puteadas con otro amigo cuando nos salía una evolución pedorra en Digimon World, mi tía matándose de risa mientras me veía atropellar a todo el mundo en GTA 2, lo que me emocioné con el inesperado final de Klonoa Door to Phantomile, los "pppsssshhhchaaaa" de Pepsiman, y, si tengo que coronar con una anécdota... el haberme pasado el hermoso Spyro 3: Year of the Dragon como 3 veces seguidas para que siempre se me buguee el boss final... lo fui a cambiar dos veces al negocio donde lo compré, hasta que entendí que el error iba a persistir... por suerte lo compré como "correspondía" en PlayStation 3 años más tarde y lo pude terminar por fin.
PlayStation tiene un lugar muy querido en mi corazón, desde mis 11 años pude tener en mis manos una consola que me dio un mundo de experiencias. Recuerdo como si fuera ayer desgastarme los dedos en Dragon Ball GT: Final Bout, cagarme de miedo en Resident Evil 2, (intentar) bailar en Dance Dance Revolution, y alucinar con los poderes psíquicos de Psycho Mantis en Metal Gear Solid.
Otra cosa que amaba de PlayStation eran los demo disks, pequeñas muestras de juegos que te daban la oportunidad de jugarlos antes de comprarlos, y en muchos casos, al no tener mucho dinero, servían en sí mismos como juegos, con los cuales nos divertíamos por horas y horas.
PlayStation siempre ha sido sinónima de experiencias de calidad, experiencias que me han acompañado a lo largo de mi vida, y que lo seguirán haciendo.
Dragon Ball GT: Final Bout (1997)
Uf, la primera PlayStation... recuerdo ir a jugar al Winning Eleven 6 a la casa de un amigo después del colegio. Yo venía de jugar en la SNES y el salto gráfico me parecía una locura.
Después de meses ahorrando compramos la PS1 y llegamos con lo justo, por lo que no alcanzó para otros juegos. Así que estuve un mes jugando al Madden 2001, sin entender demasiado del deporte y esperando al próximo mes para comprar algunos juegos.
Ahí llegaron el Winning Eleven 6, que claramente no podía faltar. Pero también el Crash Bandicoot, Metal Gear Solid y el Medal of Honor. Fue tanta la emoción de poder jugar estos títulos que no fue hasta el próximo mes que nos dimos cuenta de comprar la primer Memory Card.
Winning Eleven 6 (2002)
Durante la historia de mis 33 amaneceres, mi vínculo con uno de los mejores medios de entretenimiento y arte del mundo fue errático hasta que llegó “ella”. Conocía de la existencia de “los jueguitos”, llegué a tener un Family Game donde jugaba “al Mario” y un disco con un emulador de Sega Genesis que iba desgastando lentamente la lente de la PC familiar de esos tiempos. Luego de entrar en contacto con “la play” a través de amigos y vecinos, se hizo cada vez más imperativa mi joven necesidad de tener una para mí.
El viaje a la misma lo recuerdo hasta el día de hoy, con mi padre comprando seguido el mítico diario “Segunda Mano” buscando una buena candidata. Hasta que un día llegó, mi querido viejo con la caja de la PSOne bajo el brazo. Y nada volvió a ser lo mismo desde entonces. Claramente no estaría acá escribiendo éstas líneas sí no fuera por “la play”.
Realmente son muchísimos los momentos y recuerdos que pasamos juntos (cambio de láser mediante una vez). Desde esos primeros momentos, donde jugaba a la tercera aventura de Gex y al legendario Winning Eleven 4, o tocaba pasar el principio del “Harry Potter y la Cámara Secreta” varias veces porque estuve sin Memory Stick por un par de semanas. Entre las muchísimas victorias y avances que representó la PlayStation, uno que me gusta destacar es que funcionó cómo puerta de entrada al 3D, a esos gloriosos polígonos, que a su vez empujó a los desarrolladores a utilizar recursos más grandilocuentes para contar historias maduras, cómo así también de proveernos diversión ilimitada.
Parasite Eve II (2000)
Con la PSOne tuve ese punto de quiebre en el que me dí cuenta que los videojuegos me iban a acompañar toda mi vida, de alguna manera u otra, tanto es así que ahora me encuentro acá, escribiendo ésto, luego de años de dedicar cada rato libre (y a veces no tan libres) a jugar, a experimentar, a vivenciar éste hermoso medio y a compartirlo, a fomentarlo. Todo salió de allí, de esa pequeña cajita blanca (o gran caja gris) que fue sucedida por consolas tan o más exitosas que ella. Si bien mi camino estuvo marcado por la franquicia de Sony, teniendo PSOne, PS2 (otra grandísima compañera de muchos años), PSP, PS3 y PS4, es el día de hoy que, a pesar de no verla tan necesaria, me encuentro con ganas de desembolsar todo el dinero que sale para traerme a casa una PS5.
Son muchísimos los juegos que añoro de PSOne, y que son mis favoritos de todos los tiempos. Fue allí donde, al igual que tantos otros, descubrí la belleza de los Survival Horror, jugando Silent Hill con un amigo toda la madrugada, o jugando la versión japonesa de Resident Evil 3 y teniendo que llamar a ¡por teléfono de línea! que ya lo había pasado para que nos guiara. Sin embargo, los que pintan en punta para mí son dos secuelas: el Resident Evil 2 y el Parasite Eve 2. Éste último creo que es uno de los que más veces pasé, me lo sabía de memoria. Otro género que me fascina es el RPG, y acá tengo que mencionar otros dos: uno es el Legend of Legaia, y el otro es el Final Fantasy VIII. El primero es el responsable de que me enamorara del género a tan temprana edad, con una combinación peculiar entre turnos y ataques especiales que debíamos introducir nosotros mismos cómo jugadores cómo sí de un juego de pelea se tratara. El segundo es casi mi “placer culposo” ya que, a pesar de ser uno de los más bastardeados de esa época, la gesta de Squall y sus amigos fue la primera de la franquicia que jugué de pe a pa, y siempre va a tener un lugar especial en mi corazón. 
Metal Gear Solid (1998)
Claro que todos estos quedan en segundo lugar al lado del que, para mí, es el mejor juego de PlayStation: el Metal Gear Solid. No hay palabras para describir lo mucho que me rompió la cabeza este juego, no solo por ser una clase de game design y su enfoque totalmente cinematográfico, sino por la cantidad y la forma en que aborda temas sumamente complejos cómo lo son la guerra nuclear, la identidad, la genética, y cómo éstas forman la naturaleza humana, la venganza y la redención. Fue un antes y un después, más teniendo en cuenta que, en ese primer acercamiento en donde todavía no era ducho con el idioma anglosajón, y llegó a mis manos el que para mí es el mejor doblaje español de España de un juego jamás realizado.
Cuando era chico, un tío (que en paz descanse) tenía una tienda de usados a media cuadra de mi casa. Siempre iba a mirar las cosas que tenían y pasarla bien con mi familia. Un día me acuerdo que me dieron el Final Fantasy VIII. El juego me voló la cabeza. Las cinemáticas, el gameplay, que era diferente a cualquier otra cosa que había jugado (fue mi primer contacto con los RPG) y la historia me atraparon como nunca antes me había sucedido.
No saben lo mal que me sentí el día que terminé el Disco 1 (SPOILERS: con Squall atravesado por una esquirla de hielo :O) y no pude continuar, porque a la versión del juego que tenía mi tío le faltaba el Disco 2 :/
Muchos años después, por fin pude saber cómo continuaba la historia y me fascinó como si lo hubiese jugado por primera vez. ¡Gracias PlayStation One por esos juegos tan fantásticos que nos llegaron al corazón!
Final Fantasy VIII (1999)
Se cumplen 30 años de PlayStation y es necesario repasar, al menos una parte, de su vasta historia.
Argentina es sin lugar a dudas una nación PlayStation, todo aquel que haya sido niño en la década del 90 fue testigo del quiebre tecnológico que significó la PS1 en términos gráficos, pasar de juegos 2D a juegos 3D fue un salto significativo.
Por eso es imposible no sentir cariño por PlayStation, ya que para muchos fue una puerta de entrada al mundo de los videojuegos, un universo vastísimo lleno de historias y variedad, para que todo aquel con ganas de entrar a este mundo tuviera un juego, una historia, una excusa para meterse de lleno y abrazar las posibilidades que la PS1 tenía para ofrecerle.
Podemos mencionar mil ejemplos para demostrar lo vasto del catálogo en términos de géneros y tipos de juegos disponibles pero solo basta nombrar algunos como Suikoden, Tomb Raider, Tekken, Wipeout, Crash Bandicoot para entender de qué estamos hablando.
Por esta razón este aniversario es un buen momento para revivir alguna de las gemas antiguas que yacen en el catálogo de PlayStation y festejar.
Tekken 3 (1997)
Mi historia con PlayStation es medio intrincada. En 1995, a mis 12 años y transitando mi segundo año con Super Nintendo, me picó el bichito de la "nueva generación" luego de pasar por Club Taku para buscar un juego de Game Boy y presenciar cómo dos hermanos se llevaban una SEGA Saturn. Ver el Virtua Fighter en esa SONY WEGA de 29 pulgadas que todavía hoy conserva el viejo Taku, me voló la cabeza. Entonces empecé a investigar a qué nueva consola dar el salto. No podía decidirme entre la Play o la SEGA Saturn. El problema con SONY es que no tenía experiencia en el mundo de las consolas. Sí como publisher de juegos, pero no como productora de consolas. Entonces medio que me decantaba más por la máquina de SEGA. Pero lo malo de esta era su precio; era significativamente más cara que la nueva consola de SONY. Y eso le preocupaba a mi madre que tenía que pagarla. Finalmente me decidí por la Play.
La consola me la regaló mi madre, Patricia, el 5 de febrero de 1996. Pagó la cifra de 600 pesos/dólares. Era el primer modelo americano que venía con demos jugables y trailers además de aquella famosa demo técnica donde podíamos mover a un Tiranosaurio Rex. Los juegos eran caros, por lo cual por un tiempo, viví con esa demo jugable que traía muestras de Jumping Flash, Extreme Games, Battle Arena Toh Shin Den y Wipeout. El salto con respecto a la Super Nintendo era impresionante. Finalmente tuve dos juegos; el FIFA 96 y el shooter tridimensional Warhawk.
Demo técnica - Tiranosaurio Rex (1995)
Sin embargo, tuve algunos inconvenientes. Como dije los juegos eran caros (unos 100 pesos cada uno) y no me podía dar el lujo de comprarlos con la regularidad que a mi me interesaba. Tampoco tenía algún videoclub cerca que alquilara juegos, de momento. Pero además mi televisor era un Toshiba de 1993 que no tenía entrada de video compuesto. Solo antena (RF). Y la play no venía con RF, solo compuesto. Tenía que conectar la play a la videocasetera y esta a la tv por RF para poder jugar. El problema es que la imagen tenía unos puntitos medio molestos, como una especie de ruido o interferencia que no me dejaban disfrutar al cien por ciento la consola. Y el cable RF que vendían en ese momento, el oficial de Sony, costaba lo mismo que un juego. Hay que recordar que esto era 1996 y la piratería no estaba tan propagada como llegó a estar un par de años después. Yo compraba todo original.
Además, a fines del 95' me hice fan de Queen gracias a un programa especial transmitido por TELEFE. Mi primer disco en CD fue a Kind Of Magic que me lo regaló mi abuela Gloria y podía escuchar en la Play (no tenía ningún otro reproductor de CD). Entonces, ya en Junio de 1996, ante los problemas que tenía con la Play, la falta de juegos revolucionarios y mi creciente fanatismo por la banda de Freddie Mercury, insólitamente, decidí vender la Play para comprarme un reproductor de música con CD y todos los discos de Queen que pudiera conseguir.
Si, no se qué pibe de 13 años decide vender su Play a solo 4 meses de haberla comprado, pero ese fui yo.
Lo más curioso de esta anécdota es que para venderla le mandé una carta a Action Games, la revista de juegos argentina editada por editorial Quark SRL. La gente de la revista hasta me llamó a mi casa para corroborar mis datos y en el número 49, publicaron mi carta. Terminé vendiendo la consola con los dos juegos a un chico del sur del país, cuyo padre vino hasta mi casa porque estaba en Buenos Aires y aprovechó para llevarse la consola.
Mi carta publicada en Action Games #49 - junio de 1996
Como dije antes, suena medio loco que un chico de 13 años venda su Play. Pero no me arrepiento ni un segundo. Queen es tan importante en mi vida como los videojuegos y si no fuera por esa movida que hice a los 13 años, tal vez no significaría para mi lo que significa hoy. Lo único que resiento un poco es haber tenido la consola en el periodo de tiempo que apareció el primer Resident Evil (lanzado en marzo de 1996) y no haberlo jugado cuando salió. ¿Se imaginan que lindo experimentar ese juego a los 13 años?
En 1998 apareció el Resident Evil 2 y mi interés por la Play resurgió al punto que compré el juego (trucho) y lo llevé a casa de mis primos quienes si tenían la consola. Tardes-noches dando vueltas por la estación de policía hicieron revivir mi amor por los videojuegos y mi interés en especial por la consola de SONY. En febrero de 1999 tenía que rendir 5 materias previas de tercer año y mi tío, Guillermo, me tiró un desafío: "Si pasas de año te regalo la Play". De más está decir que pasé y en Marzo de 1999, finalmente, la Play volvió a mí, esta vez para quedarse por un buen tiempo. Ese mismo año pude disfrutar de joyas como Silent Hill, Metal Gear Solid, Medal of Honor, Final Fantasy VIII, Gran Tursimo o Dino Crisis. ¡Qué juegazos, por dios!
Resident Evil 2 (1998)
Al igual que todos mis colegas aquí en este artículo, pienso que la Play representa un momento único en nuestra historia como gamers. Fue un cambio trascendental en la industria, no sólo por el éxito que tuvo, si no por que fué, básicamente, el paso de las 2D a las 3D. Playstation es una de mis consolas favoritas de toda la vida, junto a la Super Nintendo. Guardo un gran recuerdo de noches jugando a los survival horror o tardes de sábado en mi casa jugando al Wining 6 con amigos. ¡Felices 30, Play!
Caro / 03-12-2024 09:39
Que archivo histórico se armaron!!! Un orgullo Argentino y hermoso homenaje a ésta consola que marcó una era. Sus testimonios serán un gran descubrimiento para los más jóvenes que no estuvieron para ver el nacimiento de ésta hoy establecida consola, y una fuente de recuerdos y memorias para quienes estuvimos allí. Yo, por supuesto, siempre agradezco a mi hermano Pablo por introducirme a este maravilloso mundo. Si bien hay montones de juegos de la Play que AMO visceralmente, marcaron ésa época para mí, los Resident Evil y el Final Fantasy VIII. Así como la SNES es el faro de mis recuerdos felices de la infancia y mí niñez (junto con varios dibujos animados y películas), la Play es el faro de los días felices de la adolescencia. Gracias por éste hermoso artículo!!! Los aplaudo 👏🏻👏🏻👏🏻
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