Pablo Leotta
Redactor
Pablo Leotta / Jensen

Desde 1988 que tengo los recuerdos más antiguos de mis primeros contactos en arcades de la talla de Double Dragon, Out Run o Shinobi, la pasión por los videojuegos no ha decrecido ni un ápice. Siempre desde mi perspectiva personal espero brindar solo un punto de vista, nunca una verdad inobjetable. Leer más »

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31 de Enero del 2017

[ESPECIAL] Lo mejor y lo peor de 2016

A poco de terminar el año, repasamos lo más destacado, ya sea para bien o para mal.


Este fue un año donde logré actualizar mis equipos y probar juegos de 2015 y hasta de 2014, con lo que pude descubrir porque algunos juegos de esos años habían sido tan exitosos. Esto a hecho reducir la posibilidad de evaluar más juegos de 2016. Aun así y mientras Uncharted 4 y Dark Souls 3 me miran en el estante preguntándose cuando los iniciaré, pude disfrutar de algunos títulos de ese año, y aunque en mi interior sé que Doom podría llegar a estar en este puesto, todavía no lo he terminado como para consagrarlo definitivamente. Sin embargo y dicho todo esto, esta es mi selección de 2016:

Mejor juego - Overwatch

Overwatch es uno de esos pocos juegos que me ha dejado sin palabras, tanto por su nivel gráfico, su jugabilidad o con el simple hecho de ser un juego de precio completo y querer aún así cobrar microtransacciones. Overwatch no es un juego perfecto, es divertido (más con amigos), rápido, balanceado, con personajes atractivos y muy bien diseñados que te incitan a ser probados uno por uno. Y a pesar de claros problemas debatibles que tiene, siempre cuando lo juego una partida no basta y eso es algo bueno.

Peor juego - Maize

Personalmente considero que es un poco injusto que un juego indie esté dentro de lo peor de este año al lado de lo mejor el cual es un triple A por la enormidad de diferencias que posee el trabajo. Como dije en mi análisis, creo que este juego fue más dirigido al público estadounidense. Este juego me aburrió desde los primeros instantes y tuvo el logro de generarme sueño en cada sesión de juego que le dediqué. Aliens Colonial Marine por lo menos me dejaba con los ojos abiertos pero Maize se lleva el peor juego del año por lograr hacerme dormir como ningún otro de 2016.



Elegir el juego que más me haya gustado de 2016 no fue una tarea fácil. Dark Souls 3 me ofreció horas y horas de desesperación, frustración, tensión, y todas esas cosas maravillosas (por raro que sea) que ofrece la saga. Por otro lado completamente diferente, Pokemon Sun, un juego en el que no tuve mucha fe, logró demostrar que estaba equivocado, al traer muchas novedades a la saga y crear una experiencia realmente entretenida. Sin embargo, si hay un juego que realmente sobresalió para mí, fue Fire Emblem Fates.

Antes que alguien se queje diciendo que este maravilloso título de estrategia salió en 2015, debo aclarar que llegó a Europa y América recién en 2016, y por eso lo tengo en cuenta. Pero, ¿por qué lo elegí? Simple: el juego logra atraer tanto a jugadores casuales como hardcore, pero son aquellos que decidan jugar con la dificultad tradicional quienes más disfrutarán (o sufrirán) la experiencia. Me explico: en la dificultad clásica, si un aliado muere no revive jamás, y debemos cargar el peso de nuestros errores por el resto de la partida. Esto hace que decidamos con MUCHO cuidado a quiénes mover y dónde, que soldados guardar para otra batalla, a quiénes mandar al frente y quiénes deben retroceder. Esto logra crear, junto con las escenas de charlas entre los personajes, una conexión del jugador con cada uno de sus soldados, que hace que realmente se sufra el cometer un error que pueda llevar a la muerte de uno de nuestros aliados. Esta espectacular conexión que el juego logra, en conjunto con la historia maravillosamente planeada (en cualquiera de las tres historias), los DLCs, y el modo multijugador, hacen que Fire Emblem Fates sea no sólo mi juego favorito de 2016, sino uno de mis juegos favoritos en toda la vida.

En cuanto al peor juego del año, me cuesta elegir, ya que no me gusta mandar un juego a la hoguera, pero... Goliath. Definitivamente Goliath. Un sistema de combate frustrante, una interfaz molesta y poco intuitiva, un apartado sonoro vergonzoso (especialmente para mí, que me dedico al sonido), animaciones toscas... un juego incompleto desde donde se lo mire. Algo muy lamentable, porque la idea podría haber sido decente.


Fue fácil, cuando me preguntaron sobre lo mejor que jugué en 2016. Claramente es Tyranny. La historia de ese juego me resultó simplemente soberbia. Por otro lado, este año hubo tantas cosas buenas que se pone difícil elegir lo peor. Lamentablemente Dogos es un juego que me queda en la cabeza por demasiados aspectos, no negativos, pero si faltos de maduración.

En cualquier caso, la calidad de juegos que nos llegó este año superó con creces la de años anteriores.

¡Gracias por leernos!


Este año hubo un gran número de títulos destacados, y por supuesto uno no siempre tiene tiempo para todos. Habiendo analizado más juegos independientes que AAA a lo largo de 2016, decidí que mi elección de mejor juego se inclinara hacia este lado.

Inside
Los creadores de Limbo fueron revelando poco a poco su nuevo proyecto, y realmente se hizo esperar. Afortunadamente no defraudó para nada, y nos trajo un producto que a nivel ambiental vuelve a derrochar calidad y no para de sorprendernos. No tendrá los puzles más difíciles ni la duración más extensa, pero es una experiencia para no perderse.

Fragments of Him
Entre tantos juegos malos que he analizado en este año, lamentablemente le toca ligarla a Fragments of Him, que se llevó mi puntaje más bajo entre el resto. Es una experiencia narrativa que trata de hacernos emocionar con una historia dramática, pero logra hacernos dormir con unas mecánicas aburridas. Cuando no lográs conectarte con la trama y lo único que hacés es clickear objetos, es porque las cosas no están bien. Siento lástima por la elección ya que se el sentimiento detrás del juego, pero es lo que más me aburrió en el año, no lo voy a negar.


No creo que 2016 sea recordado como un gran año en los videojuegos. Personalmente perdí una compañera fiel, mi vieja Xbox 360, pero pude actualizar mi PC con una placa bastante estándar hoy en día, la rendidora Geforce GTX 970 (tenía anteriormente una Radeon 7850). Por ende, todo lo que jugué fue en PC y nada más que en PC. Gracias a la opción "Play Anywhere" de Microsoft, instalé Windows 10 y disfruté de Killer Instinct como un niño. Luego llegó Quantum Break, un juego al menos raro que cosechó más críticas que elogios. Pero fue el impresionante Forza Horizon 3 el juego que me mantuvo durante semanas conectado a la computadora sin poder despegarme gracias a su impecable factura técnica y su endiablada jugabilidad. Para mi fue el mejor juego del año. Si, un juego de carreras. ¿Porqué no?

No jugué juegos realmente malos, pero debo decir que tanto Quantum Break como The Division, fueron obras algo apagadas que comenzaron con firmeza, pero tropezaron de la mitad hacia adelante. Especialmente este último que terminé abandonando al mes de haber salido, luego de dedicarle unas 70 horas de juego puro y duro y decir, ilusamente, que sería el juego del año.

Mi golpe fatal no será para un juego. Lo peor del año en materia de entretenimiento fue sin lugar a dudas, Suicide Squad, lamentable película de "anti-héroes" que tenía a todo el mundo hypeado, a todas las cosplayers haciendo de Harley Quinn y resultó ser una bazofia infumable. Y lo peor es que usaron la genial Bohemian Rhapsody de Queen para promocionarla. ¡Malditos!
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