Análisis de Need For Speed Rivals - PS3

Ya desde la introducción “hollywoodense” vemos la razón que da nombre a esta vigésima entrega de la serie, con dos personajes en off retándose a duelo, tan dispares como el blanco y el negro, pero tan unidos por esa sensación de adrenalina que los lleva de costa a costa en persecuciones vertiginosas al mejor estilo “Rápido y Furioso”.

El juego nos da la opción desde el primer instante (y en cualquier momento) de elegir si queremos hacer respetar la ley o si preferimos evitarla.

Ser policía en NFSR tiene su aquel, como por ejemplo tener a disposición autos exclusivos de casas tan prestigiosas como Ferrari. Las misiones no son demasiado variadas y por lo general asumimos el rol de “aguafiestas” para terminar con alguna carrera ilegal o perseguir a un forajido. Es bastante divertido, hay que decirlo. Destrozar a los autos que huyen de nosotros, tiene un sabor dulce al final del túnel, tanto como ganar una carrera siendo pilotos ilegales.

Si preferimos imitar a Vin Diesel y derrapar en carreras alucinantes, también podemos elegir el bando ilegal. Aquí las misiones tratan más de competir contra otros corredores y batir récords de velocidad.

La sensación de velocidad es trepidante

En ambos casos, la mecánica es un tanto similar, lo cual puede ser bueno o malo dependiendo de nuestro grado de exigencia en este tipo de juegos.

Hay varias formas de encarar el gran condado de Redview, donde se desarrolla este sandbox de velocidad; podemos abrir el mapa desde nuestro GPS y buscar que hacer con iconos que nos indican el lugar o acontecimiento  o podemos salir en persona a toparnos con el destino. Lo que no es casual es el Speedlist; una lista comúnmente con 3 objetivos que se nos propone a batir y gracias a la cual ganamos puntos que podemos canjear para conseguir nuevos vehículos o mejorar los que ya tenemos. Pero casi imposible será ir en busca de los retos sin toparnos con un desafío aleatorio y enlazar un objetivo predeterminado con uno casual.

Ser policía es casi tan divertido como un piloto ilegal

El estilo arcade de NFSR emana desde el primer momento, desde la primer carrera. En este sentido, la jugabilidad está por encima de los demás apartados. Seas un experto o principiante, vas a poder manejar a 200 km/h como si de eso vivieras. Derrapes, vueltas en U, saltos imposibles…todo está a la orden de un control inmejorable que lamentablemente encuentra un gran “pero”; NFSR es INCOMPATIBLE con casi cualquier volante que exista en el mundo. Sólo se conocen resultados con algún que otro volante de Logitech en consolas (¡en PC ni eso! Solo el teclado o "Joystick Wireless" de Xbox 360).

En un juego de autos de tan renombrada compañía es un dato casi imperdonable (además no se pueden cambiar los botones del control, están fijos de manera predeterminada), pero si podemos abandonar la idea de tomar un volante en nuestras manos, el control sigue siendo estupendo.

Técnicamente el juego es un tanto desbalanceado. La belleza de Redview y sus cambios de horario y climas contrasta con una sensación de velocidad descendida a los 30 cuadros por segundo y fallo en texturas. Pero más allá de esto, el trabajo en general es bastante correcto. Los autos están perfectamente recreados y son fácilmente reconocibles provenientes de grandes escuderías, como la ya mencionada Ferrari que vuelve a NFS después de unos años. A ella se suman Mercedes, Porsche y Aston Martin entre otras para entregar ese prestigio, típico de la saga, aparecido en aquella primera entrega de la serie en la malograda 3DO. La música con grandes bandas como Slayer, Muse o Linkin Park va de la mano con la adrenalínica ambientación y los efectos sonoros lograrán que estemos ahí, sentados al volante, con los ojos pegados a la pantalla.

El enorme mapa del condado de Redview está muy bien retratado con montañas nevadas de fondo y carreteras casi reales. Su recorrido incluye túneles, rampas, desniveles, curvas imposibles y todo aquello que un buen corredor necesita para lograr una experiencia única. Bajo la lluvia, nieve o un día soleado, el lugar donde se desarrolla el juego tiene algo de Hot Pursuit, algo de Most Wanted. Tal vez lo mejor de ambos.

Slayer, Linkin Park y otros ponen la música en NFSR

La customización de los autos viene de la mano de los puntos que ganamos superando retos, ganando carreras o simplemente haciendo saltos espectaculares. Ciertamente no es tan completa como en anteriores entregas y se echan en falta más opciones. Más que nada en los autos “forajidos” ya que las posibilidades del lado de la ley son más interesantes con armas de choque y paragolpes extremos. Pareciera que la gente de Ghost Games no quiso ahondar demasiado en este aspecto, desechando ingenio en pos de frenetismo.

El modo estrella y el cual mejor le sienta a NFSR es, sin dudas, el Online. Aunque al principio cae un tanto mal saber que solo 6 amigos pueden juntarse a la vez para recorrer el condado de Redview, lo cierto es que las posibilidades son muy amplias. Podemos juntarnos todos y ser forajidos, hacer obedecer la ley o mitad y mitad. No hay nada más refrescante que intervenir una carrera entre dos o más amigos para sacarlos de juego destrozando sus autos. Este modo es la esencia de NFSR y lo que estaremos jugando “en serio” durante semanas.

Conclusiones

NFSR es como la vida misma; pasa demasiado rápido. Ese frenetismo vertiginoso elevado a la octava potencia no deja reparar en cosas como una elaborada mejora de vehículos o una historia atrapante. Todo se reduce pistear la carretera sin parar, especialmente en un modo online casi épico, que nos aleja años luz de simuladores de la talla de Gran Turismo o Forza.

Pero esto, no necesariamente malo, le da su insignia. Su “chasis” que nos deja un juego con muchas posibilidades. NFSR no es un simulador de carreras. Es un simulador de velocidad.

Lo mejor

- La Sensación de velocidad.

- La jugabilidad.

- Gran mapa por recorrer.

- Muy buena banda sonora.

- Tiene Online para meses.

Lo peor

- ¡NO SOPORTA VOLANTE! Y no se pueden modificar la disposición de los botones en el joystick.

- La narrativa, la historia…

- Algunos defectos gráficos.

- Poca elaboración a la hora de mejorar los vehículos.