Análisis de Amnesia: Rebirth - PS4

10 años pasaron desde que se estrenó Amnesia The Dark Descent en 2010, reinventando el terror en el medio de los videojuegos, que venía de un fracaso tras otro. No fue hasta la salida de este título que el survival horror puro volvió, metiéndonos en una atmósfera sofocante, generada en gran parte por su jugabilidad que nos obligaba a estar completamente indefensos ante cualquier enemigo, pudiendo recurrir únicamente a correr o escondernos para evitar ser atrapados. Este título no fue el pionero de una nueva generación de terror en videojuegos sólo por su gran propuesta, sino también por apostar a la comunidad, algo que sumó muchísimo; se volvió un excelente material para los Youtubers de la época, lo que ayudó bastante a catapultar su popularidad.

Después de este éxito, fueron centenares los títulos que continuaron esta modalidad con sus variantes. El siguiente que fue sumamente reconocido por el medio fue Outlast. Este nuevo género impulsado por Frictional Games, un grupo muy reducido de empleados, fue tan grande e importante que hasta cambió la forma de desarrollar titanes como Resident Evil, trayendo una de las mejores entregas en mucho tiempo con Resident Evil 7. Después de todo esto, es innegable admitir que Frictional Games tenía la vara excesivamente alta y poder volver a generar este impacto era algo sumamente difícil.

Amnesia Rebirth nos sitúa en los años '30, donde encarnamos a Tasi Trianon, una mujer francesa que forma parte de una expedición minera que, viajando en avión, sufre un extraño accidente en el desierto de Argelia. Al despertar no recordaremos nada y comenzaremos a indagar por lo ocurrido con nuestros compañeros y esposo, a la par que comenzamos a recuperar paulatinamente nuestra memoria.

La historia, en su generalidad, es muy buena, pero sufre de algunos inconvenientes que no la terminan de cerrar con moño como nos gustaría. En principio es que la misma puede llegar a ser lenta, teniendo un prólogo de casi hora y media, pero se nota que fue intencional para sumergirnos lentamente en este universo. La protagonista y sus traumas están muy bien llevados y puede ser de lo mejor con respecto a la narración del título, cosa que no podemos decir sobre los personajes secundarios, los cuales nunca generan empatía ya que no pasamos a conocerlos fuera de los múltiples textos que iremos encontrando.

Si bien la historia nos deja bastante satisfechos, es en su apartado jugable donde el terror cobra vida y conecta con nosotros. El desierto como escenario es atractivo, pero desde que entramos en la primera cueva descubrimos que los entornos cerrados y oscuros son la constante que vamos a tener que lidiar si queremos salir con vida del juego.

Además de traumas, Tasi sufre una enfermedad potenciada a través de la oscuridad, lo que se convierte en una mecánica jugable vinculada al miedo (tal como pasaba en su predecesor). Si permanecemos en las sombras empezaremos a escuchar ruidos, la visión se tambaleará, unas manchas empezarán a aparecer e imágenes extrañas destellarán delante nuestro... si no volvemos a la luz sucumbiremos a la enfermedad.

En esta ocasión no hay un medidor, ni es necesario, ya que los elementos visuales son suficientemente claros para saber cuando estamos llegando al límite. Para contrarrestarlos tenemos fósforos, los cuales son limitados en cantidad y sólo duran unos segundos antes de apagarse. Además, cualquier movimiento brusco (como correr) los apagará más rápido. Es un agregado inteligente donde nos obligan a ir rápido para no desperdiciarlos. Más adelante se incorpora el clásico farol, pero lejos de ser un reemplazo, es un complemento, ya que el aceite es escaso.

Los momentos más tensos del juego nacen de estas mecánicas de luz y oscuridad al tener que controlar nuestro andar y encender puntos de luz para conservar las habitaciones iluminadas, mientras administramos los recursos eligiendo qué usar en qué situación. Quedarse en la oscuridad sin saber a donde ir y empezar a ver cómo pierden la cordura los va a poner muy nerviosos, al punto de dudar de todo lo que los rodee. Algo bastante decepcionante es llegar al límite, ya que simplemente volveremos a un punto anterior como si nada hubiera pasado, sin sufrir una verdadera consecuencia y perdiendo un poco la finalidad de esta cualidad.

Además de estas clásicas mecánicas a las que ya nos tenían acostumbrados, tenemos dos nuevas. La primera, sin hacer spoilers, nos ayuda a calmarnos y está narrativamente bien justificada. La segunda es un amuleto similar a una brújula que nos permite abrir esas puertas dimensionales al otro mundo. Desafortunadamente, su uso queda relegado a momentos concretos donde es indispensable para avanzar, siendo inútil el resto del tiempo.

Los entornos del título juegan un papel fundamental y lo cumplen con creces. Son motivadores a explorar y nos mantienen con una sensación constante de incertidumbre, teniendo escenarios variados y opresivos. Acá es vital buscar recursos y pistas que dan forma a la narrativa, con la constante sensación de ser observados sin la necesidad del uso de jumpscares.

El terror es subjetivo, pero la incertidumbre a lo desconocido es siempre el peor miedo, y es gracias al uso de la luz y oscuridad que vamos a desconfiar de cada rincón. Acá es donde entra lo audiovisual y, sin ser gran cosa en lo técnico, la dirección artística es buena y da vida a unos escenarios inquietantes. Aunque es el sonido realmente el que juega con nuestra percepción y sabe cómo alterar nuestros nervios.

Por último, entre las sombras es donde se esconden los monstruos, los ghouls y bestias que aparecen mucho menos que los anteriores títulos. Pero cuando aparecen, sólo nos queda huir y escondernos, y para eso necesitamos apagar la luz, es decir, sucumbir a nuestra enfermedad y movernos antes de volvernos locos. Funciona bien y genera la desesperación por salir de esta situación corriendo.

Amnesia Rebirth es el regreso de uno de los grandes del survival horror y no podríamos estar más felices. Cada nuevo juego de Frictional Games es una oportunidad de sumergirnos en una experiencia perturbadora y aterradora, y esta no es la excepción. La fórmula que ya conocíamos se nota más pulida, hay un gran manejo de ritmo y la historia de Tasi logra conectar gracias a su faceta emocional, con muchísimos momentos realmente terroríficos. Es cierto que no implementa nada nuevo ni pudo generar el mismo impacto que su antecesor, pero esto no quita que estamos ante un gran título. Es una obra que sabe manejar los misterios y se regocija en el miedo. Sólo queda que nosotros como jugadores nos sumerjamos en la oscuridad.

· Narrativa.

· Personaje principal.

· Mecánicas.

· Ambientación.

· Escenarios.

· Morir no tiene consecuencias.

· El argumento principal tarda en comenzar.

· Personajes secundarios.